FERNANDO MONTÓN, ÚLTIMO ALCALDE REPUBLICANO.













FERNANDO MONTÓN, ÚLTIMO ALCALDE REPUBLICANO.

Villar del Arzobispo fue, alrededor del año 33, el primer destino de Luis Sevilla como teniente de la Guardia Civil. 
Allí conoció a su buena gente y contrajo excelentes amigos. Pasado el tiempo, fue trasladado a la Comandancia de Valencia Interior 5º Tercio, en donde seguía a mediados de julio del 36 al empezar la Guerra Civil. 

El 21 de julio, mientras el resto de los mandos permanecían acuartelados y exponiéndose a algún incidente grave, al mando de dos secciones montadas, evitó la quema de un par de iglesias recuperando a su vez, del incendio de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, su imagen y su tesoro, que bajo acta notarial depositó en el Ayuntamiento.

A partir de entonces se aceleraron enloquecidos cambios y evoluciones de todo tipo. Uno entre miles fue, en 1.938, el nombramiento de Sevilla, ya comandante de Infantería –su Arma de procedencia-, como jefe de Estado Mayor del XIII Cuerpo de Ejército de la República. 
Esta formación, presionada por las Brigadas de Navarra, venía, en paralelo al Mediterráneo, hacia Valencia, trasladando de cuando en cuando su puesto de mando. El último fue esta vez Villar del Arzobispo.

Desde allí, el 29/03/39 por la mañana el Comandante Sevilla contactó telefónicamente con el Sr. Arronsoro, teniente coronel Jefe de Agrupación de la 3ª División de Navarra. 

Le dijo que el XIII Cuerpo de Ejército se rendía, que quedaban libres las carreteras y las pistas, que transmisiones seguía funcionando con el personal, en sus puestos, pendiente de ser relevado por la correspondiente Unidad vencedora. El Teniente Coronel elogió el comportamiento correcto y caballeroso del Comandante Sevilla y prometió trasladárselo así al general Iruretagoyena, Jefe de División de Navarra. 

Seguidamente, por encargo del larvado delegado local de Falange, asumió la Comandancia Militar local. Al cruzarse por la calle con un amigo, de mote Nodo, soltó su pistola del uniforme y se la regaló: «Toma, que esto a mi ya no me va a servir». Parece que conmocionado por el mazazo de la derrota ya preveía el final de su situación personal pero lo que consideró inmediato era la llegada al pueblo de unas tropas, en principio, hostiles al ayuntamiento.

Quizá por ello, de acuerdo con los amigos y en evitación de previsibles problemas, el mismo día 29 el Comandante Sevilla convocó al atardecer una reunión extraordinaria en la Sala Capitular del Ayuntamiento. La finalidad era substituir al Consejo Municipal vigente hasta ese momento por otro mas afín al nuevo Gobierno. En el folio 53 del Libro de Actas, de de las sesiones celebradas por el Consejo que cesaba, figura la que recoge esta reunión con las dimisiones del alcalde D. Fernando Montón Porter, seguido de D. Joaquín Mínguez López y 6 consejeros mas. 

A continuación prosigue con la relación de los nuevos Consejeros. La encabeza D. Manuel Gurrea Palomar como alcalde, sigue D. Joaquín Castellano Adrián como primer Teniente A., continua D. Salvador Espinosa Aguilar, como Depositario y segundo Teniente A. Y acaban cuatro ediles más. Para finalizar el acta consigna las firmas del comandante Sevilla, como residente de la sesión y las de todos y cada uno de los nuevos miembros del Consejo Municipal. Finaliza la actuación dando cuenta al vecindario a través de la publicación de un bando. Al día siguiente, 30/03/1939, empezaron a llegar tropas de la 3ª División mandadas por el coronel Moliner al que se presentó quién ya no era autoridad. Se daba la circunstancia de que Villar del Arzobispo fue el lugar donde empezó D. Luis Sevilla Alonso su carrera como teniente de la Guardia Civil y donde iba a terminar su condición de militar. Seguidamente prisiones militares –Monteolivete- Consejo de Guerra de abril a septiembredel 39 - Condena a 12 años y un día con accesorias de «Perdida de empleo», por el delito de «auxilio a la rebelión»(¿).


En memoria de Luis Sevilla
Manuel Sevilla Corella

Levante-EMV, 28 marzo 2014