En la Nochebuena de 1734, un misterioso fuego brotó del corazón del Alcázar de Madrid, un antiguo castillo medieval que la dinastía de los Austrias había reconvertido en palacio residencial (sobre sus cimientos se construirá el actual Palacio Real)
Felipe V y su família no se encontraban en el Real Alcázar de Madrid ,
y tampoco la mayoría de los cortesanos. A las doce y cuarto de la
noche, poco después del cambio de guardia, los soldados apreciaron
llamaradas. Al
oír las campanadas, método de aviso para la población en caso de
incendio, la gente creyó que era la llamada para la Misa del Gallo.
A las cuatro de la mañana se derrumbaba la capilla.
El retrato de «Carlos V en Mühlberg» quedó oscurecido en la zona inferior
Entre los cuadros salvados se encontraban «Las Meninas» de Velázquez, arrojado por una de las ventanas, y el retrato ecuestre de «Carlos V en Mühlberg» del pintor veneciano Tiziano,
que quedó oscurecido por el humo en la zona inferior, donde los colores
de la tierra y la hierba fueron reducidos a un ocre oscuro. Hoy se
puede apreciar el cuadro de nuevo en todo su esplendor gracias a los
recientes trabajos de limpieza. No en vano, una parte de las colecciones
pictóricas había sido trasladada previamente al Palacio del Buen Retiro, para preservarla de las obras de reforma que Felipe V había iniciado.
Se estima que, pese a los esfuerzos, al menos 500 cuadros, algunos de grandes maestros de la pintura, perecieron en el incendio. Entre ellos, «La expulsión de los moriscos»
de Velázquez, del que solo se conservan bocetos y estaba considerada
una de sus obras más valiosas, y el retrato favorito de Felipe IV que le
pintó Peter Paul Rubens. El fuego también destruyó las piezas americanas que los conquistadores habían ido ofreciendo a los Reyes de España a lo largo de dos siglos.
Fuente: ABC.es Edición Madrid. 14/02/14.
Imagen. Wikipedia.
Fuente: ABC.es Edición Madrid. 14/02/14.
Imagen. Wikipedia.
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