Reseña: Franco, Caudillo de España. Paul Preston



 

RESEÑA
FRANCO, CAUDILLO DE ESPAÑA 
Paul Preston

 

CAPITULO 1
Los dos grandes acontecimientos políticos de la primera juventud de Franco que marcarían su posterior desarrollo fueron la perdida de Cuba en 1898 y la intervención de España en la guerra colonial de Marruecos. El desastre imperial provocó desconfianza civil en un ejército incompetente y aumentó el resentimiento militar hacia el poder político y la hostilidad civil al reclutamiento. Se atribuía la derrota a los políticos que habían enviado recursos insuficientes al campo de batalla. 
La pérdida de Cuba iba a tener serias consecuencias en el país: aceleró el ascenso del movimiento regionalista en Cataluña y alentó a los oficiales del ejército la determinación de borrar la derrota con una aventura colonial en Marruecos. El nacionalismo catalán y la empresa marroquí iban a unirse en una interacción explosiva. En 1898, la demostración de la impotencia internacional de España socavó la fe de las élites catalanas en el gobierno central. La economía catalana había dependido del mercado cubano y la sensación de que España era un obstáculo incompetente y parasitario para el dinamismo catalán se expresó cada vez con más insistencia, sobre todo a principios de 1901 tras la aparición de un partido catalanista, la Lliga Regionalista. Los soldados lo percibían como una agresiva amenaza separatista a la unidad de la Patria.
En noviembre de 1905, las oficinas de la revista satírica catalana Cu Cut y del periódico de la Lliga Regionalista, La Veu de Catalunya, fueron asaltadas por 300 oficiales jóvenes, ante el aplauso de la oficialidad de toda España. 
En 1906, los políticos cedieron a la disposición militar para intervenir en política, introduciendo la Ley de Jurisdicciones, que ofrecía al ejército jurisdicción para juzgar las ofensas cometidas contra la patria, el Rey y el propio Ejército. Esto supuso un considerable impulso al sentido de superioridad del ejército sobre la sociedad civil.
Franco entró en la escuela de Preparación Naval a los 12 años, con esperanza de acceder a la Escuela Naval Flotante, el buque escuela, sin embargo, se publicó un decreto que limitaba el acceso, el cual les impidió la entrada.
Nunca se planteó intentar otra carrera que no fuera la militar y de este modo, Franco, que ahora tenía 14 años, acudió a la Academia Militar de Infanteria de Toledo.
A finales de 1913 se levantó la orden de que los alfereces pudieran ser destinados a Marruecos, y solicitaron este destino Franco y dos compañeros más.  Franco ansiaba abrirse camino y superar su posición en el escalafón. Mientras tanto, la izquierda hacía una vigorosa campaña contra la guerra colonial y contra el reclutamiento. Franco desarrolló una aversión duradera hacia el pacifismo de izquierdas. Ante el deterioro de la situación del ejército español en Marruecos, el 6 de febrero de 1912, aceptaron la solicitud de los tres jóvenes oficiales, que fueron destinados a Melilla a la reserva.
Con 19 años se incorporó al fuerte Tifasor, que formaba parte de las defensas exteriores de Melilla. 
El problema más obvio era el odio de la población local hacia las fuerzas de ocupación. Dado los débiles recursos del ejército español, la aventura marroquí no sería fácil. El ejército era ineficaz, aplastado por la burocracia y provista de un equipamiento insuficiente y anticuado. A ojos de los oficiales, lo peor, era el poco respaldo político del gobierno al ejército, la idea de estos era de que España no podía ser debidamente gobernada por civiles.
Además, estaba la subordinación hacia Francia en la zona. España sufría la pesada carga de unas fronteras indefendibles en Marruecos, que no se correspondían con la realidad de las fronteras tribales. El predominio francés también constreñía a los políticos de Madrid.
Marruecos estaba gobernado por un sultán que imponía su autoridad e impuestos a los jefes locales mediante el terror. En los primeros años del siglo, estos se rebelaron contra el sultán Abd al Aziz. 
En el contexto del aún incompleto reparto de áfrica, esto llamó la atención entre las potencias europeas. Durante muchos años, Inglaterra había mantenido el control sobre Marruecos para garantizar el paso a través del Estrecho de Gibraltar. Sin embargo, desde el fracaso de Francia en Fashoda, intentaba consolidar su imperio por el oeste.  Buscaba apropiarse del sultanato marroquí, que constituía el eslabón suelto de una cadena imperial que iba desde Africa ecuatorial hasta Túnez. Hacia 1903, Gran Bretaña, debilitada por la guerra de los boers, contemplaba con suspicacia el auge de Alemania y estaba dispuesta a una alianza con Francia. Incapaces de evitar el dominio francés, los ingleses necesitaban salvaguardar Gibraltar. 
En abril de 1904, Gran Bretaña cedió a las ambiciones francesas en Marruecos a condición de que el territorio del otro lado de Gibraltar quedará en manos españolas, más débiles.
En ese momento se dejó la mitad septentrional de Marruecos en manos españolas. Tanger se quedó en manos internacionales. Con el pretexto de las luchas tribales, Francia se fue apropiando de parte de Marruecos por etapas.
Hacia 1912, Francia fundó el protectorado francés, en noviembre de 1912, los acuerdos políticos estipularon que el sultán mantenía todo el control político nominal del Marruecos tutelado por los franceses. Sin embargo, en la zona española, la autoridad local recaría en un representante del sultán, el jalifa, que el sultán elegía de una lista de nombres confeccionada en Madrid.
Los marroquís nunca aceptaron el acuerdo que les parecía humillante y lucharon hasta reconquistar su independencia en 1956.
Los antiguos enclaves militares españoles, Ceuta y Melilla, tuvieron que comunicarse por mar. El recién adquirido protectorado era un yermo montañoso sin carreteras.
Además, teniendo en cuenta las fronteras tribales, Francia hizo a España un regalo de vigilancia imposible. Los españoles tuvieron que entrar en una guerra ruinosa y absurda. No gozaban de la superioridad teconológica y logística que caracterizó aventuras imperiales de la época. Curiosamentes, los oficiales españoles abrigaron dos mitos al respecto, el primero era que los marroquíes los adoraban, el segundo que los franceses habían impedido el imperio español en Marruecos.
En el momento de la llegada de Franco a suelo africano, la iniciativa de la guerra en el Marruecos español la llevaban las tribus bereberes que habitaban las dos áridas regiones montañosas de Jibala, al oeste, y del Rif. Endurecidos por el combate, despiadados en la defensa de sus tierras, familiarizados por el terreno, eran lo contrario de los reclutas españoles, que les hacían frente mal entrenados y desmotivados. 
La gran experiencia formativa de Franco fue su época de oficial colonial en África. Disfrutaba con la disciplina y con la retórica común de patriotismo y honor, llegó a Marruecos en 1912 y allí pasó 10 años. 
ASCENSO A TENIENTE
En junio fue nombrado teniente, éste fue su único ascenso por razón de antiguedad, en agosto, se le concedió el mando de la posición que protegía las minas de Banu Ifrur. En la primavera de 1913, solicitó el traslado a la policia nativa, los Regulares indígenas, consciente de que siempre estaría a la vanguardia de los ataques y se le presentarían infinidad de oportunidades para demostrar su valor y ascender con rapidez. Franco y los regulares reforzaron la base española en Ceuta. En junio fue destinado a la guarnición de Tetuán. En octubre se forjó una victoria con sus fieros mercenarios moros y se vio recompensado con la Cruz del Mérito Militar de primera clase.
Cuando Franco tuvo derecho a dirigir a sus hombres a caballo, eligió uno blanco que le aportaba más arrogancia.
Durante un breve periodo, la situación en el protectorado se estabilizó, las ciudades de Ceuta, Larache y Alcazarquivir estaban bajo control, pero las guerrillas y los francotiradores de El Raisuli amenazaban las comunicaciones en el abrupto territorio que se extendía entre ellas. Intentar conservar esta zona era ruinoso en hombres y dinero. Las líneas de comunicación estaban salpicadas de blocaos de madera, protegidos por sacos de arena y alambradas.
Construirlos bajo el fuego de los francotiradores era muy peligroso. Estaban dotados de pelotones de hombres que vivían en las más lamentables condiciones de aislamiento y tenían que ser aprovisionados cada pocos días de agua, comida y leña. Abastecerlos requería escoltas vulnerables.
ASCENSO A CAPITAN
El 1 de febrero de 1914, por su valor en la batalla de los arrabales de Tetuán, fue ascendido, a los 21 años, a capitán por méritos de guerra. Se comentaban sus dotes para la logística y seguridad del campamento, pero también el ser imperturbable bajo el fuego enemigo. Se decía que era frío y sereno ante el riesgo, más que valeroso.
El 29 de junio de 1916, Franco recibe un disparo que lo deja al borde de la muerte. Alrededor de Ceuta se congregan guerrillas para tomar la ciudad. Tras registrarse numerosas bajas y resultar malherido el Comandante, Franco asumió el mando e intervino de forma decisiva en la caida de esta rebelión pero recibió un disparo en el estómago. Se informa anunciando que su muerte era inevitable, una herida abdominal dificil de curar en Marruecos. Sin embargo, se va recuperando y una prueba de rayos X demuestra que la bala no había afectado ningún órgano vital.
La herida grave sufrida hizo que sus tropas moras creyeran que tenía baraka, una mágica protección divina que le hacía invulnerable.
El Alto Comisario de Marruecos recomendó a Franco para un ascenso a comandante por méritos de guerra y emprendió el procedimiento para que recibiera la Gran Cruz Laureada de San Fernando, la más alta condecoración al valor. El Ministerio de Guerra se opuso alegando su edad, 23 años, para negarle el ascenso. Franco reaccionó enérgicamente y apeló contra la decisión ante el comandante en jefe del ejército, Alfonso XIII. Ante semejante empeño, el rey concedió la apelación, el 28 de febrero de 1917 ascendió a comandante. En seis años, pasó de alferez a comandante. El recurso ante Alfonso XIII demostraba una ambición desmedida.
ASCENSO A COMANDANTE
Al ascender a comandante, Franco se vio obligado a regresar a España, en Marruecos no había vacantes para oficiales de ese rango. En la primavera de 1917, fue destinado a Oviedo, al mando de un batallón del Regimiento de Infantería del Principe. Vivió en un hotel donde entabló amistad con un estudiante, Joaquín Arrarás Iribarren, que veinte años más tarde sería su primer biógrafo. Un año después se le unieron sus dos compañeros, Pacón y Camilo Alonso Vega. 
En Oviedo no era popular entre unos oficiales que le doblaban en edad, en Marruecos se había convertido en un africanista, oficiales que creían que solo a ellos concernía el destino de la patria por dedicarse a la conquista de Marruecos. Este sentimiento evolucionó hacia una aversión común por los políticos profesionales y las masas pacifistas de izquierdas, a quienes los africanistas consideraban un obstáculo para el feliz cumplimiento de su deber patriótico. 
En Oviedo establece relaciones con las famílias locales y conoce la que será su esposa, Carmen Polo.
La vida de Franco transcurría en una guarnición relativamente tranquila puesto que la inflación y la escasez resultante de la I Guerra Mundial intensificabanla militancia de la clase obrera de la localidad. El Partido socialista, fundado en 1879 por el ferrolano Pablo Iglesias, se puso al frente de la agitación contra el deterioro del nivel de vida y atacando la guerra criminal en Marruecos, esto enfurecía al Ejército, que ya culpaba al sistema político de los muchos desastres que el ejército tenía que afrontar.
Por entonces el descontento militar se inflamó debido a las disputas internas entre los voluntarios de la guerra de África y los que se quedaron en la península: africanistas y peninsulares.
Para los africanistas, los riesgos eran enormes pero la recompensa, de ascenso, rápida. En la península el ascenso se producía por antiguedad y los oficiales quedaron de acuerdo en rechazar cualquier ascenso por méritos. Se fundaron las Juntas de Defensa, para proteger este sistema de ascenso y conseguir una paga mejor.
Los industriales vascos y catalanes desafán el Gobierno promocionando movimientos regionalistas que molestan al ejército, tipicamente centralista. Sin embargo, ahora se enfrentan a un proletariado empobrecido por la guerra, debido a la subida de precios por la demanda exterior.
La expansión industrial atrae mano de obra rural a las ciudades, donde  imperan las peores condiciones laborales de un capitalismo temprano.
UGT y CNT, (1888, Mataró; 1910, Barcelona) se unieron con la esperanza de que una huelga inspirase unas elecciones libres y luego la reforma laboral. 
Mientras se presiona por el cambio, empresarios a escala nacionalista y obreros por un gobierno de izquierdas que defienda sus intereses, los oficiales protestan por los bajos salarios y la forma de ascenso.
Estos grupos se unen en su defensa del regeneracionismo, que albergaba dos posturas: la de acabar con el degenerado sistema político basado en el caciquismo mediante la reforma política y quienes planeaban destruirlo por la vía autoritaria. Sin embargo, en 1917 los oficiales que defienden el regeneracionismo fueron aclamados como cabecillas de una gran movimiento de reforma nacional. Todos quieren la reforma política, pero los intereses de cada uno eran contradictorios.
El jefe de Gobierno, Eduardo Dato, cedió a las demandas económicas de los oficiales. Por otro lado, provocó las huelgas de obreros donde el ejército se alegraba de defender al Gobierno y aplastó la huelga de 1917 con excesiva dureza.
En Asturias, donde la huelga fue pacífica, el gobernador militar declaró el estado de guerra el 13 de agosto y envió columnas de tropas regulares y guardias civiles a las cuencas mineras para amedrentar a la población. La severidad de la respuesta fue de más de 60 muertos, y 2000 detenidos.
El joven comandante Franco estaba al frente de una de las columnas, de hecho, lo consideraron como el restaurador del orden. 
En África, los enfrentamientos continúan. El general Dámaso Belenguer es nombrado alto comisario del protectorado en Marruecos y se incina por una dominación pacífica, mientras que el comandante Fernández Silvestre, gran amigo del rey, desea un enfrentamiento definitivo con las cabilas rifeñas para eliminarlas.
Berenguer trazó un plan de tres años para la pacificación de la zona, cuya finalidad era unir Ceuta y Melilla.
El plan se inició el 21 de marzo de 1919 con la ocupación de Alcazarquivir, lo que indujo a las tribus a rebelarse atacando los convoyes españoles de abastecimiento.
Mientras tanto, Franco es desplazado a Valdemoro en Madrid donde conoce al comandante Millán Astray, famoso por su valentía y sus graves heridas, Millán explicó a Franco su idea de crear una unidad especial de voluntarios en Melilla, modelo de la Legión Extranjera Francesa. 
En 1920 se crea la Legión española y ofrecen a Franco el puesto de segundo jefe.
Tanto Franco como Millan Astray transmitieron la idea de que la Legión ofrecería a sus desheredados reclutas la redención mediante el sacrificio, la disciplina, las penalidades, la violencia y la muerte. La disciplina erea salvaje. Se podía fusilar por deserción o por infracciones menores de disciplina. No se puso límite a las atrocidades cometidas contra los pueblos que atacaban. No era rara la decapitación de prisioneros y la exhibición de las cabezas cortadas.
Cuando Miguel Primo de Rivera visitó Marruecos en 1926, se horrorizó ante la vista de un batallón de la Legión con cabezas clavadas en las bayonetas.
Esta violencia tan notoria era una arma útil para amilanar a la población y su eficacia le enseñó a Franco la eficacia del terror.
Para sobrevivir en la Legión, los oficiales debían ser tan despiadados como sus hombres. En una ocasión, preocupado por una oleada de indisciplina, Franco pidió permiso a Millán Astray para aplicar la pena de muerte. Éste le contestó que siempre de acuerdo al código de justicia militar. Un legionario se negó a comer y lanzó el plato a su oficial, Franco ordenó formar al batallón y seleccionó un pelotón de fusilamiento, fusiló al soldado transgresor. Informó que era un castigo ejemplar para restablecer la disciplina.
UNIR POR TIERRA CEUTA Y MELILLA
El general Berenguer avanzaba en una lenta ocupación desde Ceuta. El general Fernández Silvestre emprendió una campaña más ambiciosa, temeraria, para avanzar desde Melilla hacia el oeste hacia Ceuta pasando por la bahía de Alhucemas, pero extendió demasiado las líneas y sufrió una derrota monumental a manos de Abd-el-Krim en Annual lo que hizo retroceder la ocupación española hasta Melilla. Todas las conquistas de la última década, 5000 km cuadrado de yerma maleza, ganadas a costa de grandes sumas de dinero y miles de vidas, desaparecieron en cuestión de horas.
Estando cerca de Melilla los cabileños, llegaron refuerzos con Franco al mando, el 23 de julio de 1921, gracias a su defensa, Franco se convirtió en un héroe nacional. El general Berenguer ordena un contraataque para recuperar parte de lo perdido, la Legión avanza a la vanguardia del ataque y Millán Astray resulta gravemente herido, cayó al suelo gritando: Me han matado, me han matado. Luego se incorporó para gritar: Viva el rey, Viva España, Viva la Legión.
Cuando entraron en Nador encontraron montones de cadáveres de sus camaradas muertos 6 semanas atrás.
En enero de 1922 se había reconquistado mucho de lo caido en Annual. Franco se reconocía como héroe nacional.